Tú me suenas a...



Que Pedro Abad no es tuya ni mía...es de nuestros pies. De nuestro danzar a la luz de la luna cegada por los focos reflejados en aquellos tambores. También de las almas viajeras que descubren un mundo entero en una pequeña población. De aquel que vive la experiencia una y otra vez como un niño aprendiendo a caminar.

Me suenan tus ojos a la mejor de las melodías, mientras miras de reojo a 15 personas saltar a la vez a la piscina, y salpicar dos mazas que ruedan por el suelo. Siento la excitación de un amor que más que sentirse se oye, a todas horas y en cualquier rincón...amor musical multiorgásmico.

Y aunque dejes mi cuerpo exhausto, jamás me verás cansada. Te pediré una y otra vez más, que te acerques a mi cuerpo, que entres bien dentro de mi ser y me lleves al cielo...bailando a tu ritmo acompasado, subiendo y bajando la velocidad hasta alcanzar el éxtasis de una melodía tan fuerte como la raíz de un árbol centenario. Fuerte como cientos de tambores al unísono una vez más.

A aquel que pisó por primera vez un pueblo tomado por cientos de personas enamoradas de la percusión brasileña, le espero cada año con una sonrisa renovada. A aquel que pisó más veces que nadie Pedro Abad y se sentía un lugareño más, le espero con un abrazo, un tambor y un camino que recorrer juntos. A aquellos que soñaron con caminar hasta aquellos días y disfrutarlos, sepan que les regalo cada piel erizada para que no sientan vacío el camino al próximo encuentro. A todo aquel que trabajó, que bailó, que tocó, que sonrió, lloró, a todo aquel que se enamoró un año más, al que descubrió, y a todo aquel que compartió música y amor...Gracias.

Porque el camino se hace más suave con música, mientras se baila y casi se alcanza el delirio imaginando el más placentero de los placeres...tú, me suenas a samba.



Besos,


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